domingo, 15 de junio de 2014

JORNADA PRO ORÁNTIBUS

Hoy es un día para orar por las personas que rezan por nosotros. La Iglesia nos convoca a una cita silenciosa y discreta para orar por aquellos/as que de forma silenciosa lo hacen cada día por la Iglesia, por la Iglesia, por la humanidad, por cada uno de nosotros. 

Con la dedicación de un día a los orantes, la Iglesia expresa su recuerdo y agradecimiento por todo este torrente caudaloso de vidas entregadas a la oración, en silencio y soledad, en total anonimato y ocultamiento. 


 Nosotros, como Carmelitas, nos sentimos sanamente orgullosos, y agradecidos al Señor, por los 70 Carmelos contemplativos que tenemos repartidos por la geografía universal. Gracias a ellos se mantiene vio en el Carmelo el valor y el aprecio de la oración como elemento constitutivo de nuestra Orden. 

TENGAMOS PRESENTE EN NUESTRA ORACIÓN PERSONAL A NUESTROS MONASTERIOS CARMELITAS DE CLAUSURA.

viernes, 6 de junio de 2014

Espíritu Santo

Sin el Espíritu Santo, Dios queda lejos, Cristo pertenece al pasado, el Evangelio es letra muerta, la Iglesia una mera organización, la autoridad un dominio, la misión una propaganda, el culto una evocación y el obrar cristiano una moral de esclavos.

Pero con el Espíritu, el cosmos es exaltado y gime hasta que dé a luz el Reino, Cristo resucitado está presente, el Evangelio es potencia de vida, la Iglesia comunión trinitaria, la autoridad servicio liberador, la misión un nuevo Pentecostés, el culto, memorial y anticipación, y el obrar humano queda deificado. 

(Mons. Hazim, Metropolita ortodoxo, 1968)

miércoles, 4 de junio de 2014

Oración

Le pedí fuerzas a Dios para llegar más lejos, y me hizo débil para que aprendiera la humilde obediencia.
Le pedí salud para hacer cosas grandiosas, y me hizo frágil para que hiciera cosas mejores.
Le pedí riquezas para ser feliz, y me dio la pobreza para que fuera sabio.
Le pedí poder para ser admirado por los hombres, y me dio debilidad para que sintiera la necesidad de Dios. 
Le pedí todas las cosas para disfrutar la vida, y me dio vida para disfrutar todas las cosas.
No tuve nada de lo que pedí, pero todo lo que esperaba, casi a pesar de mí mismo, mis silenciosas plegarias fueron escuchadas.
Soy el más rico en bendiciones entre todos los hombres.

("Seréis mis testigos" p.182-3)